jueves, 1 de mayo de 2008

Joma: Una de las mejores marcas mas recientes

Joma es una empresa española que se crea en 1965, donde sólo fabrica y distribuye calzado en general, ya en 1968 se especializa en el calzado deportivo y de tiempo libre. Tras unos años de éxito relativo, Joma se lanza al futbol, y en los años 1992, 1994 y 1998 es el lider en ventas de futbol del mercado nacional. Su sede central se encuentra en Toledo y cuenta con 15000 metros cuadrados de nave y 70000 de anexos. En 1999 es considerada la tercera marca (en España) después de Nike y Adidas del sector deportes y la primera en futbol.

Historia Umbro



UMBRO nace en Inglaterra en 1924, a partir de la iniciativa de los hnos Humphrey (humphrey brothers), UMBRO.
La empresa desde su fundación participa activamente de la historia del fútbol, a nivel mundial, patrocinando diversos atletas, clubes y selecciones. El espíritu de UMBRO se fundamenta en promover el ejercicio físico, especialmente en lo referente al Fútbol, por ello la marca tiene tanta incidencia en las grandes capitales de este deporte. Internacionalmente "UMBRO" es el patrocinador oficial de las selecciones de futbol de Inglaterra, Suecia, Noruega e Irlanda y viste a las súper estrellas Michael Owen, John Terry (Inglaterra) y Deco (Portugal).

La marca tiene presencia en 70 países, confirmando así la importancia su importancia e imponente categoría en el mundo.

LACOSTE, la marca deportiva mas fina del mundo.

La verdadera historia del "Cocodrilo" comienza en 1927. A René LACOSTE le gustaba contar cómo su sobrenombre se convirtió en un emblema de notoriedad mundial: 'La prensa americana me bautizó "El Cocodrilo", después de la apuesta que hice con el Capitán del Equipo de Francia de la COPA DAVIS. Me prometió una maleta en piel de cocodrilo si ganaba un encuentro importante para nuestro equipo. El público americano retuvo este sobrenombre que subrayaba la tenacidad que me caracterizaba en las pistas, ¡sin soltar nunca a mi presa! Mi amigo Robert George me dibujó entonces un cocodrilo que fue bordado en la chaqueta que yo llevaba en las pistas'.

Una de las espectadoras más asiduas de estos encuentros de COPA DAVIS no era nada menos que la ganadora del Open de Golf de Gran Bretaña, Simone THION de la CHAUME, quien se convertiría en la esposa de René LACOSTE.

En 1933, René LACOSTE y André GILLIER, propietario y Presidente de la empresa francesa más importante en géneros de punto de la época, fundaron una sociedad para comercializar la camisa bordada de un logotipo que el campeón había creado para su propio uso en las pistas, así como otros modelos de camisas diseñadas para el tenis, el golf y el mar, como lo atestigua el primer catálogo editado en 1933.
Era la primera vez que una marca era visible en la parte exterior de una prenda, una idea que, desde entonces, ha hecho camino.
En aquel entonces, esa camisa causó inmediatamente una revolución entre los jugadores de tenis que solían llevar en las pistas camisas urbanas clásicas, de tela, con mangas largas.La primera camisa LACOSTE era blanca, ligeramente más corta que las de su época, con mangas cortas y cuello de canalé. Su tejido, de punto ligero y aireado, no era otro sino el punto "pequeño piqué". Sus cualidades de confort y solidez se encuentran hoy en toda su integridad y hacen de esta prenda un producto diferente y único.

Adidas & Puma: Dos marcas de una sola Familia.

Se enzarzaron toda su vida en una batalla comercial sin escrúpulos que se extendió a sus hijos y nietos. Adolf (Adidas) y Rudolf Dassler (Puma) crearon dos emporios de calzado deportivo y patrocinaron a las mejores estrellas del siglo XX. La periodista Barbara Smit reconstruye en un libro la historia de esta saga alemana que llevó a sus empresas a la cima movida por el odio.

En esta historia el lema olímpico del barón de Coubertin –ese que aseguraba que lo importante era concurrir– es un brindis al sol. Y la proverbial fraternidad que se han de profesar dos hermanos, una pantomima sentimental. Ni atisbo de deportividad ni de amor familiar y sí grandes dosis de mercantilismo cainita, bajeza moral y traición. Los hermanos alemanes Adolf y Rudolf Dassler, que hace casi 60 años crearon respectivamente las marcas de material deportivo Adidas y Puma, se odiaron hasta lo inhumano por culpa de una brutal competencia comercial. Recurrieron a los más turbios tejemanejes, a métodos mafiosos y triquiñuelas de arrabal para descabalgar al rival y colocar a sus compañías en la cumbre. Combatieron juntos en el frente belga durante la Gran Guerra; el resto de sus vidas personificarían el goyesco cuadro Duelo a garrotazos en versión bávara y con deportivas en los pies.

Con idéntica saña se comportó su descendencia, hijos y nietos que heredaron el negocio y la rivalidad, perpetuando una contienda doméstica que aún colea. Lo cuenta pormenorizadamente la periodista holandesa Barbara Smit en el libro Hermanos de sangre (LID Editorial). La obra –una mirada afilada y retrospectiva que indaga en el origen del deporte como espectáculo de masas, patrocinio de sus grandes figuras y negocio mundial sin escrúpulos– husmea en archivos, federaciones y vidas secundarias. Analiza la trastienda de dos marcas míticas que facturan miles de millones de euros al año (10.000 en el caso de Adidas; 2.300 para Puma) y que hoy en día cuentan con enjambres de jóvenes consumidores que se personifican con sus ídolos a través de un atuendo que los estilistas llaman casual.

Desde las medallas berlinesas de Jesse Owens hasta los quiebros del blaugrana Lionel Messi, Smit traza una desconocida historiografía del deporte y su inmenso poder para generar toneladas de dinero, un folletín de despachos y vestuarios sin un ápice de misericordia. Sin embargo, como en las épicas tragedias, el relato arranca plácidamente. Lo hace en Herzogenaurach, un tranquilo rincón de Baviera, Alemania.

El calendario señalaba 1926. En el interior de la «Gerbüder Dassler Schuhfabrik» los hermanos Adolf y Rudolf confeccionan zapatillas y pantuflas sin marca. También calzado con clavos para los pocos temerarios que se dedican a eso de correr al aire libre. Buena calidad en los materiales, sabia manufactura, resistencia extrema… Las bondades del calzado Dassler llegaron a oídos de Josef Waitzer, entrenador del equipo alemán de atletismo. Con Adolf (más conocido como Adi) en el papel de artista introvertido, y Rudolf como dicharachero relaciones públicas, la pareja no tardó en colar sus productos en la villa olímpica en los Juegos de Berlín de 1936. Además, el advenimiento del nazismo supuso una inyección económica, contemplando el deporte como el espejo perfecto para mostrar al mundo la perfección aria. Pero fueron los Juegos de Jesse Owens. Para disgusto de Hitler y su cineasta de cabecera Leni Riefensthal, el atleta negro se colgó al cuello la gloria dorada cuatro veces por delante de muchachos rubios y de mirada azul. La proeza contenía un secreto: Jesse calzaba unas zapatillas de clavos obra de Adi Dassler. La compañía comenzaba a despegar de la mano –y los pies– de un liviano muchachito de Alabama.




Nike y su fatal explotacion



Los esfuerzos conjuntos entre las ONG del norte y del sur han conseguido que muchas empresas adopten códigos éticos que mejoren las condiciones de trabajo y frenen los abusos que las multinacionales cometen con impunidad contra sus trabajadores en los países pobres, cuyas legislaciones no protegen a los asalariados.


La lucha contra la explotación laboral globalizada comenzó en los años ochenta, cuando las ONG y los sindicatos se movilizaron a través de denuncias públicas que afectaban a la imagen corporativa de las empresas y ponían en tela de juicio su legitimidad ética. Las empresas del norte habían trasladado buena parte de sus actividades al sur donde las legislaciones eran permisivas y los salarios muy bajos. Tras la presión de las organizaciones sociales las empresas se han visto obligadas a maniobrar. Su espada de Damocles es el dedo acusador de una sociedad que ha contemplado sus acciones: salarios rastreros, condiciones infrahumanas, agresiones verbales y físicas, y situaciones de confinamiento.Durante estos años las presiones organizadas por diferentes colectivos han tenido una enorme repercusión. Nike aceptó un código de conducta después de una virulenta campaña desatada por sus desmanes en Indonesia, China, y Tailandia. Un contratado de Nike en Asia tendría que trabajar durante 139 años para ganar el mismo salario que el jugador de golf Tiger Woods percibe en un día por publicidad.


Estudiantes contra las Fábricas de Sudor (Students against Sweatshops), una asociación universitaria estadounidense, obligó a la multinacional a publicar parcialmente la ubicación de sus subcontratas. Pero el sistema es así: una buena campaña de Nike puede eclipsar la (pésima) situación laboral de 500.000 trabajadores. Todavía persiste una mentalidad empresarial que no tiene en cuenta lo establecido por la OIT. En algunos casos, los gobiernos locales se "acomodan" a las exigencias de las multinacionales. En otros casos, temen el impacto económico que supondría el traslado de la empresa. Y es que algunas corporaciones tienen poder para hacer y deshacer a su voluntad. El último informe sobre Nike en Indonesia, realizado sobre 3.500 trabajadores, confirmó que se habían producido abusos serios como salarios bajos, trato abusivo y horas excesivas de trabajo. En China se mantiene la jornada de 12 horas los siete días de la semana.


El derecho a sindicación también se vulnera, cuando no es la propia empresa la que crea el sindicato para vigilar mejor a sus trabajadores. La empresa mexicana Kukdong, subcontrata de Nike, llegó a disponer de guardias de seguridad privada que fueron contratados para vigilar el "ambiente laboral". La presión social, sin embargo, no debe limitarse a que las grandes empresas trasladen la ubicación de su expolio. Esta influencia debe redistribuirse, de forma que obligue a las subcontratas a que adopten cambios y a que los países reconozcan estas nuevas condiciones. No se trata de cancelar simplemente contratos, como han hecho Nike o Adidas. Todo esto debe ser recordado por el comprador cada vez que se acerca a una tienda.


Un consumo responsable debe tener en cuenta que muchos productos proceden de "fábricas de sudor", y que no se puede permanecer indiferente. A su vez, las empresas deben comprender que la mejor imagen ante sus clientes son los hechos. Que protejan los derechos de los trabajadores, y que aporten desarrollo y bienestar en lugar explotación y miseria. No más excusas ni campañas publicitarias que oculten sus excesos.

Historia de Kappa

El éxito de kappa en la ropa deportiva continuo durante los 70's donde comenzó a apoyar a grandes clubes de fútbol como el AC Milan, Juventus, AS Roma y Ajax, como también grandes atletas y al equipo de EE.UU. en las olimpiadas de Los Angeles 84 y Seoul 88.

En la actualidad kappa sigue siendo una de las marcas lideres en la ropa deportiva como también en la ropa casual para toda persona que quiera expresar su estilo con ropa de alta calidad, siempre con nuevos diseños y con la convicción de crecer junto con las generaciones de la era digital.